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18 poemas (supracanónicos)
347 minificciones (protohumanistas)

1. La escultura de la mujer de Lot se disuelve en su propio llanto.

 

 

Antes de volver, la paloma encuentra al cuervo en pleno vuelo.

 

 

La encrucijada se estiraba como una liga limítrofe.

 

 

Devolvió lo que se le dio en Luz.

 

 

Recuperó de la nada un nombre salado.

 

 

Tradujo el Nombre en dulce Ciencia.

 

 

Conciencia tuvo de pronto el mono amargo.

 

 

Simio venido a más arrasó con todo y secó a la tierra.

 

 

¿No es de agrios cambiar paradigma usando el mismo molde?

 

 

Ahí vamos, tajando lianas, serrando bosques.

 

 

El gerundio es la sombra del infinitivo.

 

 

La raíz de una semilla nueva rompe.

 

 

Con pedazos y oro, kinsukuroi practico.

 

 

Déjame resanar tu herida con filos de oro.

 

 

Si me abrazas damos el brinco juntos.

 

 

Por la disolución de su cuerpo de sal se crea un nuevo océano.

2. Vanidad de vanidades, existir.

 

 

¿Porqué va por la vida la parte sola, juntando enteros?

 

 

¿Porqué la totalidad desperdigada en tantos de tantos?

 

 

Soy Ser que es, ¡siendo yo, nosotros siendo!

 

 

La dualidad es, en realidad, múltiple.

 

 

Los números no acaban nunca de contar historias.

 

 

Pero amo al cero y su generosa carencia.

 

 

Amo al vacío si me incluye simple.

 

 

Porque me excluye le amo, para volver simple.

 

 

La vida es un volver y volver complicado.

 

 

El exilio humano es fractal de astillas.

 

 

Un universo roto que dispersa fuerzas que hacen luces.

 

 

Luces que se encienden desde dentro.

 

 

Luces que emanan lo que alumbran.

 

 

Lo que alumbran que proyecta sombras, cada cual.

 

 

No es sólo poesía esta serie de microficciones.

 

 

 

 

3. Ése momento en que el hermano mata.

 

 

Incluso antes, la primera violencia.

 

 

Una filosa punta de flecha tallada, un volcán activo.

 

 

Una erupción de ceros en serie ardiente.

 

 

La idea misma de que un acto es un edicto.

 

 

La confianza de que todo es para algo.

 

 

Algo que es un qué de cada cuál, juntos.

 

 

Si no es juntos, ¿cómo? ¿quién? ¿cuándo?

 

 

¿Dónde empieza la trama final? ¿hasta cuándo?

 

 

¿Dónde arraiga el jardín del inicio?

 

 

¿Dónde anida el ave que emigra si no en el aire?

 

 

Llegar es morirse en pleno vuelo.

 

 

La anterior es la más breve microficción que jamás haya dicho mariposas.

 

 

Sin embargo, el camino continúa a pesar del punto final del capullo.

 

 

Los ecos de los ecos de ése primer golpe, ésa ruptura de los velos.

 

 

Me duelen los milenios cual llagas llanas, por eso hice arder los límites.

 

 

 

4.  Yo amo la paz, pero si hablo de paz, ellos hablan de guerra.

 

 

La más breve microficción puede ser un último grito bélico.

 

 

Extinción por bicho de laboratorio.

 

 

Extinción por desequilibrar sistemas naturales.

 

 

La vida hecha un juego de malabarismos políticos.

 

 

Hay esquinas en las que lloran los payasos.

 

 

En cuanto la luz roja enciende vuelan las naranjas.

 

 

Las naranjas vuelan en círculo, en redondo.

 

 

A veces se le caen. No hay payaso perfecto.

 

 

En las fronteras imaginarias se aglomeran ejércitos.

 

 

¿Qué te andas creyendo con tus hongos radioactivos?

 

 

¿Será que perceremos en un invierno nuclear a fin de cuentas?

 

 

Ése era un gran miedo de infancia en los 70’s.

 

 

Sigue siendo una pesadilla hoy, desde entonces.

 

 

Con misiles ultrasónicos y de precisión ahora.

 

 

No aprendemos nada de nada los monos necios.

5. Estoy triste. Siento que muero. Permanezcan despiertos.

 

 

¡Cuánto hubiese gozado escucharle pregonando!

 

 

¡O consolarlo cuando lo invadió la duda en las últimas horas que fue libre!

 

 

Recibir quizás una caricia nimia, una palmada en la espalda de pasada.

 

 

No haber sido discípulo pero sí testigo de lo que ocurrió en Getsemaní.

 

 

Sería Ella, o alguno de los otros allegados.

 

 

Es de las historias que más me hacen llorar.

 

 

No lloro por lo perdido, sino por lo ignorado.

 

 

Se me hacen agua los ojos mirando charcos.

 

 

Así dijo él, traducido distinto, hermano.

 

 

Estoy triste. Siento que muero. Permanezcan despiertos.

 

 

Eso dijo a los amigos más cercanos.

 

 

¿Y yo quién soy en todo esto?

 

 

¡Qué papelón me cargo! ¡la leche!

 

 

Jota de cuatro bastos distintivos

 

 

Trébol crece sobre las rocas húmedas.

 

 

Espadas que guardan la entrada al Jardín.

 

 

Diamantes cimbran noches desiertas.

 

 

Corazones rebozantes que se aman bien.

 

 

 

 

6. Hay pocos corazones limpios.

 

 

Los que quedan son los menos, los demás conectados a la cloaca.

 

 

Eso que les junta es lo que les separa, la hibridación genérica.

 

 

No hay antagonismo en los quehaceres de la distancia.

 

 

Pego tres tiros al aire, vacíos, por los muertos tibios.

 

 

Me hago la loca muy bien porque es mejor que su cordura.

 

 

Me la rajan con su soberbia necia y yo no quiero, paso.

 

 

De esto es de lo que se enferma uno.

 

 

Esta es la verdadera enfermedad que corre entre los hombres.

 

 

La humanidad, para en lo junto decir múltiples géneros.

 

 

No tengo pedos, nada que ver con gases atorados.

 

 

Pero los corazones llenos de helio, de fiesta, ¡cómo abundan!

 

 

Te animas e inhalas y suenas a ardillita después de la intervención quirurgica.

 

 

Las ardillas buscan nueces mucho antes de que comience el invierno.

 

 

Quisiera poder llenar mis cachetes con avellanas tostadas.

 

 

Perder el tiempo en poemas y cuentos también es ganarlo.

 

 

 

 

7.  Yo soy salvado a diario por él.

 

 

No busco salvación, redención creo, crezco.

 

 

El perdón es el nombre que esconde a la verdad dividida.

 

 

El perdón es una sutura en la herida de la Luz.

 

 

La Luz está herida de alumbrar eso que duele.

 

 

Es tan rara, la vida, que a veces de lloras porque lloras.

 

 

Diario empiezo el día con gratitud. Digo en alto, gracias.

 

 

Pienso en la idea ontológica de la rama cayendo en el bosque sin testigos.

 

 

Soy testigo de la ausencia que escucha la rama caer.

 

 

Lo real es que la rama cae, yo mismo puedo ser rama cayendo.

 

 

Trata más acerca de la caída. lo que ésta significa, no importa el testigo.

 

 

Lo frágil se rompe, lo memorioso rebota en ondas y ecos.

 

 

La vida se acaba, pero se cuenta lo narrado a voces.

 

 

Quizá un poema vivido, el instante que junta el durar.

 

 

Amo a Jesús de todas las maneras habidas hoy y ahora.

 

 

No me cargo la cruz porque le escuché vivo en el monte en su momento.

 

El sagrado corazón no lleva espinas, sino flamas, lo sé, lo siento dentro.

 

 

El Sagrado Corazón es una cualidad que nos acoge a todos.

 

 

El segundo advenimiento es esto, una sapiencia colectiva entendida.

 

 

El día que todos seamos Cristo entenderemos en verdad quién fue Jesús.

 

 

Algún día en movimiento no habrá más necesidad de crucifijos.

 

 

Más corazones sagrados palpitando en el mundo herido.

 

 

Habríamos de pulsar la redención necesaria que lleva al cero.

 

 

El cero es la roca que no es cayendo en el agua, ¿la escuchas?

 

 

Ha dejado círculos concéntricos con otros corazones sagrados palpitando.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

8. La Luz no es un hecho de pocos.

 

 

Encarna toda forma que la figura.

Si la figura figura la forma consciente es la iluminación siendo la flama.

La consciencia no es un bien adquirido, es participativa.

La verdad no me incluye nada más a mí aunque lo crea.

Sólo Dios es uno, todos los demás somos dos, tal vez ninguno.

Huevo y gallina, de allí lo que cada quien quiera, da lo mismo.

Con libertad, en paz, ni para qué armársela al vecino.

No pasa nada si en algo no estamos de acuerdo.

Si estamos de acuerdo ante la Luz nada nos distingue.

Somos seres juntos siendo, todo un organismo vivo.

La tierra empieza a luchar en contra de nuestros apetitos colectivos.

¿Qué haremos juntos para no odiar tanto a la Vida?

Lo siento, hermana, ¿cuánto llevamos de exiliados?

Miles de años para que el Jardín se marchite.

Miles de años han tomado para perderlo.

El Edén no es un aquí y un ahora que te excluya.

Una metáfora de estado colectivo en el reverso del verso.

Juntos hemos perdido el Jardín, ¿qué ganamos, luz de noche?.

Juntos lo hemos ido perdiendo, producido en serie y empaquetado.

Cien mil años son migaja de tentempié entre los milenios estelares.

Nuestra duración es ridícula en el gran panorama.

Pero hemos venido a decir algo, por más que seamos breves.

La luz habita en todo corazón palpitando.

La luz rebota en ecos muertos de estrella a la distancia.

La luz transcurre como estos sentidos la perciben.

La realidad no depende de nuestras infranqueables flaquezas.

Juntos somos obsesivos y obesos pero nada acaba el hambre.

Hermana, estamos todos tan enfermos.

 

9. Dos veces la hizo en un inicio.

 

Una vez de la misma materia al mismo tiempo, en un principio.

 

 

Una vez, ella ósea, arrancada del costado del pecho de él.

 

 

A mí no me va la segunda vuelta, no la encuentro sumisa.

 

 

Eva también puede subírsele cuando le dé la gana.

 

 

Adán no tiene problema alguno en darle lo que busca.

 

 

Es la serpiente, dicen las voces, la que arrastra el disgusto.

 

 

¿Qué hay de secreto en el fruto que no se me permita?

 

 

Lo he mirado, le he visto al espejo que me reflejaba estallar, astillarse.

 

 

Las estrellas son astillas de luz que se clavan en la piel de Dios.

 

 

A Dios le arden las estrellas. Pero la serpiente cambia de piel.

 

 

Pequeñas heridas que supuran aquello que a sí misma alimenta.

 

 

El grito de cada estrella tiene su duración. La piel, cambiante, dura menos.

 

 

Lo mismo las formas que pinta, que reflejan sombra en los mundos.

 

 

Los mundos son astillas, también las personas, en el cuento todo ha estallado.

 

 

El planeta sigue girando por más que le demos la paliza de su vida.

10. ¿Cómo podemos sanar de todo esto juntos?

 

 

¿Cómo podemos ser como él, que al final murió en la cruz, malentendido?

 

 

La cruz no invita a la redención, es en realidad un instrumento de tortura.

 

 

Sigo sin entender porqué es que nos maltratamos tanto.

 

 

Quisiera invocar al arcángel sin que éste rompiera la ventana al entrar.

 

 

Quisiera no tomar el bus a la estación Apocalipsis.

 

 

Quisiera saber más para poder vivir una vida distinta.

 

 

Una vida más aliada y menos repleta de expectativas.

 

 

Una vida menos farándula y más abrasamiento.

 

 

Incluso en plena farándula si es preciso.

 

 

En medio del ruido si siento en loto el silencio en flama.

 

 

Le miro y me inclino, le hago reverencia al viejo.

 

 

Es estúpido dado que sólo he logrado hacer círculos concéntricos.

 

 

Tirar la piedra en el agua en la que me veía buscando sus orillas.

 

 

Las orillas del silencio no son rectas, no son líneas.

 

 

El silencio es tan redondo que cabe en un punto infinitesimal.

 

 

Un punto del que brota su nombre silencioso.

 

 

Disperso como las fuerzas con las que juega la Luz dispersa.

 

 

La Luz que pinta los mundos coagulados, manados desde Su gran herida.

 

 

El ser que la escribe es una astilla también, eco del reflejo del espejismo.

 

 

Dios es el espejismo de la Luz rascándose costras de nombres y clavos.

 

 

11. Si me besaras con los besos de tu boca.

 

 

Pero no tienes boca, no tienes rostro, eres tan sólo el reverso de la idea.

 

De cualquier manera todo es acerca del beso,

 

 

El beso es la trama de dos distancias que se acercan.

 

 

El beso es el entrecruzamiento de dos bocas vivas.

 

 

El beso es decir su nombre, orarlo en vida.

 

 

Vivir orando es el beso de la boca del Amado.

 

 

Si cada inhalación se moja los labios con su misterio.

 

 

Si cada exhalación exclama el deleite de lo electromagnético.

Lo electromagnético llevado al umbral de lo mojado.

¡Válgame el shock del creyente a ciegas!

¡Valga su mirada vacía frente a su propio espejo!

Yo feliz le serviría de periquillo sarniento.

Sería su perro de servicio y le llevaría entre la multitud.

De entre la multitud, besarlo a Él todos los días.

El único. mío. Ya somos dos más. suyo.

Cuando Te beso con la boca en la boca.

 

No hay más dudas, todo calla.

Llevo en el alma la fórmula que cura en los ungüentos.

Todo calla, pero sigue sonando la Luz, su rugir luminario.

Cuando te besa la piel la estrella de tu mundo.

Sol, le dice mi especie, al macho abrasador de cerca.

12. Generación va. La tierra también va que vuela.

La hemos regado muy feo, amigas, amigos.

La hemos violado, la hemos herido de muerte.

 

Sólo por Ella estamos vivos.

 

 

Esto es un acto milenario de suicidio colectivo.

 

 

Vanidad de vanidades todo es vanidad.

 

 

Incluso quitarse la vida, decidirlo.

La muerte es un umbral sin nombre.

La voz es el eco de la Luz.

La Luz es la sangre que brota de las heridas de Dios.

Dios también ha sido herido. 

Al unísono en todas sus manifestaciones.

 

Cada partícula confirmación de otredad cual fragmento.

Dios el siempre otro, inalcanzable, incognoscible.

Cómo no nos perderíamos en el laberinto del decir.

Cómo no nos extinguiríamos si vivíamos para morir.

 

 

 

 

13. Entra tú y toda tu casa en el arca.

Cuánta casa no hay para entrar, ya no hay espacio.

El arca retacada va gire y gire alrededor del sol.

 

El diluvio cae por dentro, nos anega a todos.

 

 

¿Habrá quién se salve?

 

 

Y si el remanente no hace sino contar la misma historia.

 

 

Otra vez el mismo numerito de otro modo.

 

 

Otra vez la inundación del ser ante el todo.

 

 

Estoy empapado en pleno desierto.

 

 

Me escurren los milenios como navajas por el cuerpo.

 

 

Tú y toda tu casa, ¿no habrían de destruirlo todo otra vez?

Las preguntas retóricas hacen una reunión de té.

Los grupos de animales inocentes hacen cola para subir.

Parecen más decentes que aquellos que navegarán el arca.

Parecen más nobles que sus supuestos salvadores.

 

Todos esa fauna tan linda, salvada para luego ser destruida.

14. Soy las partes de mi Madre.

Así dice el Relámpago de Mente Perfecta.

De mente lo otro, lo mismo tan distinto.

Florece dentro de nuestro cráneo.

La flor orgánica más exquisita, profundiza.

Todo aroma es el nombre de un espíritu.

Cualquier espíritu hiede a muerte y no me opongo.

La muerte no es enemiga de nadie.

El umbral entre los mundos junta partes.

La incertidumbre es el más pesado grillete.

Quisiera calcular cuántas estrellas en Un sino.

Quisiera que el uno + uno = Uno.

Pero todo está partido en la carne de mi Madre.

La Madre de todos en cada plena parte.

Parte soy, y me la parto. Y parto.

Pero no paro ni embarazo.

El vientre del hombre no es capullo.

Hijos e hijas, tantos menos que estrellas salen de ella.

Los números se llenan de cosas.

Pasan de lo abtracto a lo concreto al conjugarse.

Soy las partes, los fragmentos de mi Madre.

Los números son verbos conjugados por fuerzas celestiales.

El universo es el total de la ecuación esquiva.

Soy su sapiencia y su ignorancia, preguntando y respondiendo.

 

 

15. ¿Porqué si me amas, me odias?

El odio, malentendido, es lo opuesto del Amor.

En realidad, el odio es Amor herido.

Todo lo que duele le pertiene a la llaga.

Dice mi hermano que el camino es la Felicidad.

Yo en desacuerdo, es tan sólo un sentimiento humano.

Emoción temporal, resultado de un estímulo específico.

Pasajero, lo que sea bajo la luz por un segundo.

Ni un segundo nos dura la existencia.

Le rascamos décadas a la vida, suspiros.

Como si la amáramos, como si la anheláramos.

La ausencia del Amor es el dolor de la Vida.

Pero ¿cómo podía el Amor no perderse en tal laberinto?

El mundo creado es de ángulos ásperos, concretos.

Es fácil rasgarse las ropas o la vergüenza.

Es fácil desnudarse cuando ya estás muerto.

Es más fácil crear estrellas que mundos vivos.

Ellas sólo arden en la vasta noche, persisten.

Los mundos vivos son frágiles y cambiantes, perseverantes.

Porque uno busca la Vida a través de la Felicidad lograda como estado.

¡El dolor de ser no cabe con tal venda en los ojos durante el momento vivido!

Y, a veces, vivir duele.

16. Dime qué puedo hacer por ti antes de ser llevado.

 

La carroza de fuego espera en algún verso siguiente.

¿Cómo llegar a Él, cómo deshacerse de uno mismo?

¿Qué es uno mismo si no fragmento de otro algo?

¡Humano! En ésta. Pude haber sido flor, iguana, piedrita en el fondo del lago.

¡Humano soy! Sin embargo, lo que dura este breve cuento.

Contar cualquier cosa del momento que soy es absurdo.

¡Cuántos no van por el mundo persiguiendo el relato de sus sombras!

¿Quién lleva a quién, de dónde a dónde?

Todo lo perenne, lo Único eterno, son la misma cosa.

La Misma Cosa que no es por más que la imagine, la interrogue.

Lo innombrable que hace ser la Luz que pinta Todo de Misterio.

¡Humano! Apenas un trazo en el lienzo inquisitivo.

¡Humano! ¿Herido?

¡Vivo y herido de muerte y sapiencia! Pero poco entendimiento.

La carroza asciende ardiente, escupe palabras de humo.

 

 

 

 

 

17. El testigo fiel, el primogénito de los muertos.

Le amo tanto. Quisiera comérmelo a besos.

 

Transferir en el beso el aliento. Dar Vida.

 

 

En una palabra cabe el nombre divino preñado.

 

 

Una palabra sin nombre fijo.

 

 

Una palabra que es todos los nombres de los muertos.

 

Los muertos de los que el primogénito es testigo.

Escucho a Lisa cantando la Sibila.

Los muertos pueden bailar al ritmo de su música conmigo.

La música incluye el ruido del motor o el martillo.

La música incluye el furor de la guerra.

¡Jesús bendito, si se nos vienen encima con los hongos radioactivos!

No podía ser de otra manera, auto-exterminio.

La música incluye al silencio que sigue.

Cantos de aves sobrevivientes, pasitos de hormigas.

La Luz aparece detrás del velo isotópico.

La Luz toca las ruinas humeantes y brota una primera flor.

La civilización desintegrada en la composta.

Cuando hay vida siempre algo que crece sobre algo.

18. Al oriente del jardín los querubines.

 

Una inquieta espada crepita en flama.

 

 

Había que cuidar el umbral hasta el día del retorno.

Míralos allí van, torpes, no saben lo que han perdido.

Míralos mirarse en espejos rotos por milenios, exiliados de todo aquí y ahora.

Pobres monos pensantes, pensaba un pensante.

 

Es de suturar horizontes y buscar lo natural en lo quirúrgico.

Pobres monos pensantes que no saben quién son ni porqué piensan.

Pero les queda un hilo por seguir, una curva, para encontrar el umbral guardado.

El fruto prohibido es la trampa de la fe que es semillas de creencia.

Si había que caer y perder, es porque ya estaba perdido en su potencia.

Si retoñaba y cogía raíz en un abrazo íntimo con la tierra plena.

¿Cómo redimir las malas decisiones de los más viejos?

¿Es posible acaso corregir el rumbo y regresar al Jardín que nos espera?

Pobres monos pensantes, son más brutos que los demás monos.

El zoológico planetario es un escenario de tragicomedias.

Quien ríe al último, ríe mejor... dicen. 

Yo últimamente más lloro.

Soy una fuente de un manantial al pie del umbral que guardan querubines.

Canto mientras espero a quien dicen vendrá a beber de estas aguas sacras.       

                                                                                        Feb 8, 2022

©2022 by Daniel Pupko.

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